Retrato al natural serie blanca
No sé explicar cómo nace un proyecto determinado, si es el azar o la voluntad; si es un golpe de suerte o por el contrario el tesón y la dedicación diaria. Lo que sí puedo explicaros es cómo ha nacido éste. Ha nacido de la unión de dos pasiones la fotografía y la botánica.
Durante bastantes años de mi vida profesional me dediqué a la investigación botánica en una rama poco conocida, pero apasionante, la etnobotánica. Esta rama de la ciencia estudia la relación entre los seres humanos y las plantas y cómo, a través del uso de las mismas, los humanos hemos evolucionado tanto tecnológica como espiritualmente. Plantas útiles, medicinales, mágicas, embriagantes….
Además de los trabajos de campo debía revisar cientos de pliegos de plantas recogidas por botánicos a lo largo y ancho del mundo. En estos documentos los especímenes orgánicos se convertían en otra cosa. Descubrían una belleza especial; proporcionaban información científica, y lo hacían siguiendo unos patrones, que a ojos de los humanos o al menos a los míos, representan armonía y belleza.
Con el tiempo hemos aprendido que esos patrones estéticamente bellos para los humanos son matemáticos. Ese aspecto siempre me cautivó. Cómo algo aparentemente tan frío y racional podía ser traducido por las plantas en tanta belleza. A base de patrones rítmicos y repetitivos consiguen multitud de formas y estructuras, al mismo tiempo útiles y armoniosas.
Contemplando estas herbarios cuasi bidimensionales sentí la fusión de los dos mundos, botánico y fotográfico y se despertó en mi el deseo de intentar plasmar mediante la fotografía algo de la belleza inspiradora de los antiguos herbarios.
Estas fotografías no pretenden resolver enigmas científicos, representan una manera de mirarlos…